Pauner fue tragado por una grieta, aunque su pericia evitó la desgracia.
Cuando los expedicionarios ya tenían el campo base a la vista y sólo había que atravesar un glaciar corto, pero lleno de grietas, casi llega esa desgracia.
«Qué cerca he estado»
A 200 m de terminar, Pauner fue tragado por una griega que le conducía al abismo, pero su pericia hizo que se frenara unos cinco metros por debajo de la superficie: «Me sereno, miro el abismo bajo mis pies y pienso que no sería pertinente seguir hacia abajo o sería el fin. Afortunadamente llevo los crampones puestos y haciendo oposición con las piernas sobre las paredes de duro hielo consigo llegar al borde y sacar la cabeza al exterior, grito a mis compañeros que se apresuran a ayudarme. Qué cerca he estado, pero este juego es así».
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